Hay que aprovechar cada instante







La vida es disfrute, y para mí, uno de los mayores disfrutes de la vida,



además de mi familia y mis amigos, es un buen vino con unos ricos manjares,



y en un lugar difícil de olvidar. A partir de ahora, intentaré aportar recetas,



notas sobre buenos vinos (de aquí y de allá), Gin Tonics, interesantes hospedajes,



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miércoles, 25 de marzo de 2020

Las recetas "contra" el #Coronavirus : David de Andrés. Pastel de calabacín con queso gratinado



Hoy nos encontramos, la undécima, con otra receta, en este caso de las de hacer con y para niños, de forma saludable. Una cena equilibrada.

Nos la acerca David de Andrés, propietario de uno de los principales restaurantes de Moralzarzal, quizá el mejor por calidad de producto, como es Huerta 33, una verdadera referencia #SierraGourmet, y sobre el que ya os hablé en el blog. Un lujo en pescados y marisco (sólo de primera categoría), buenas carnes y ricos arroces, siempre acompañados de vinos que dan la talla. Aprovecho para recomendarlo.


Vamos a entrar de lleno con la receta de este pastel.

INGREDIENTES

3 calabacines hermosos.
2 cebollas grandes.
Sal.
Pimienta en grano, molida al momento.
4 huevos.
250 ml de nata líquida.
Orégano al gusto, que si es fresco, mejor.
50 ml de leche entera.
Queso rallado (el tipo que más os guste).
Aceite.

RECETA

Cortamos las cebollas y los calabacines en juliana, y pochamos por separado; importante hacerlo así porque el calabacín suelta mucho agua y requiere de más tiempo (un buen truco a tener en cuenta). En cada caso, añadiremos sal,  pimienta negra y orégano, al gusto.


Cuando estén bien reducidos los dos pochados, se mezclan en un colador grande, para que escurran el líquido acumulado.

Por otro lado, batimos los huevos, y añadimos la nata, la leche y una pizca de sal.


Ya mezclados el calabacín y la cebolla, todo bien escurrido, introducimos junto con el resto en un molde apto para el horno, añadiendo por encima el queso rallado (podría hacerse a mitad de cocción); metemos en el horno a 190 grados, durante 30 minutos, aunque dependiendo del horno podrá pedir más o menos tiempo (no es recomendable abrir el horno, sólo ir mirando desde fuera que se quede dorado y gratinado el queso).




Para presentar en mesa, podríamos buscar varias formulas, con alguna salsa de queso ligera, una bechamel con un toque trufado o sencillamente solo.


Y como sé que David es buen aficionado al vino, como yo, se me ocurre acompañar con una garnacha de crianza media de la Comunidad de Madrid.

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