viernes, 1 de marzo de 2024

BAEZA, encanto medieval jienense



Es curioso, pero una de la sensaciones que me recorrió, sobre todo con la iluminación nocturna, fue que aquello ya lo conocía. Pero no, nunca habíamos estado en
Baeza, y entonces nos vino a la cabeza aquella Semana Santa en Toscana y, en particular, la que fue nuestra localidad de referencia y estancia, la fantástica Volterra; sólo faltaba la niebla, pero después hemos sabido que es habitual por la zona, y que crea una atmósfera especial.


Jaen resulta ser una de las provincias menos conocidas y visitadas por el turismo en general; sin embargo, tiene una joya, Ciudad Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, como Baeza, con un Centro Histórico con zona amurallada realmente delicioso.





Rodeado de olivares, y varias sierras al fondo (como la de Cazorla, Mágina o la del Segura), también merece la pena visitar el paraje natural de la Laguna Grande, de origen y creación humana (para regadío), con gran diversidad de aves acuáticas.


Tierra de olivos, siendo Jaen la zona de mayor producción del mundo, que ha llevado a crear varios de los mejores aceites de oliva del mundo, con infinidad de premios en sus AOVEs, y que ha generado un oleoturismo destacable, con base en el Museo de la Cultura del Olivo.



Son múltiples los monumentos que merecen ser visitados, desde plazas con historia (como la de Los Leones o del Pópulo, y la de Santa María), interesantes y diversas iglesias, edificios renacentistas y su sensacional Catedral con una atalaya en forma de torre de más de 50 metros, desde donde divisar toda la ciudad y el valle del Guadalquivir, que no se puede dejar de visitar.









Pasear por sus calles, tanto de día como de noche, tiene especial encanto, con ese carácter e identidad propias. Te empapas de historia, cultura y tradición, al tiempo que de la sencillez que desprende un pueblo de vida tranquila y ritmos más pausados.



Su oferta hotelera no es demasiado amplia, pero sí de calidad, en ubicaciones céntricas y edificios de interés artístico, en su mayoría.





Para terminar, la gastronomía tiene un hueco importante dentro de la población, tanto por número como por variedad. Una cocina con historia e influencias de los distintos pueblos y civilizaciones que por allí habitaron, desde romanos a mudéjares, pasando por judíos islámicos o moriscos, pero siempre confluyendo en el oro líquido, ese AOVE maravilloso de la zona.


No se puede ni debe dejar de recorrer sus calles a la hora del tapeo, probar ochíos (un pan con notas de pimentón y que se puede rellenar de casi cualquier cosa) y virolos (su dulce más típico, con mucha historia y vivencias detrás), visitar una almazara y sentarse a una buena mesa para comer o cenar.


Bares y restaurantes por doquier, con adecuada RCP, donde destaca sin duda el "estrellado" Vandelvira, anotado para próxima visita; divertidos ratos nocturnos y de tapeo en Tasca Burladero, con su continua música ochentera; rica comida en el remozado Bar Paco's (en el Hotel Puerta de Luna) y su hermano mayor, el Restaurante Acebuche; y otros interesantes como La Clave, Xavi Taberna, Canela en Rama, La Barbería, el clásico Restaurante Juanito o Rincón Baezano. Pero hay mucho más...



No lo dudéis, Baeza merece la pena un paseo (unas 3 horas y media en coche desde Madrid, por ejemplo).


















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