Hay que aprovechar cada instante







La vida es disfrute, y para mí, uno de los mayores disfrutes de la vida,



además de mi familia y mis amigos, es un buen vino con unos ricos manjares,



y en un lugar difícil de olvidar. A partir de ahora, intentaré aportar recetas,



notas sobre buenos vinos (de aquí y de allá), Gin Tonics, interesantes hospedajes,



opciones de hostelería y lugares para visitar........con sus enlaces y



lo que todos querais opinar y aportar.........



miércoles, 4 de octubre de 2023

No hay que temer la muerte, sino lo que se deja de hacer en vida



Suena algo fuerte la reflexión del título, pero voy a intentar explicarme. De vez en cuando me sale la vena "predicador", eso que ahora llaman coach. Pero no me desviaré demasiado del material de este blog.


Los años y las circunstancias vividas me han hecho recapacitar y entender, todavía más, que cada segundo cuenta, que la vida está para disfrutarla desde lo positivo. Hay que evitar ser un triste, un "cara-truño", quejarse de todo como religión, vivir amargado; hemos de sacar lo bueno de cada momento, mirar la vida con optimismo, ver el vaso medio lleno (y un poco más) y aprender de cada suceso (tanto negativo como positivo). Hay que huir de la procrastinación, que nos lleva a dejar todo para más adelante, y con ello muchas veces no hacerlo; lancémonos a disfrutar, ser proactivos, empatizar y VIVIR, y que nunca falte el humor, aquel que nace en saber reírse de uno mismo.


No vale de mucho arrepentirse de lo realizado (puesto que no suele tener remedio), aunque sí aprender y mejorar cuando se cometen errores; lo realmente triste es quejarse de lo no hecho, dado que eso sí tiene solución, y hay que ir a por ello, con ilusión y optimismo, con ganas de gozar lo que vendrá.


Pues bien, si esta forma de ver la vida se traslada a lo relativo a este blog, se traduce de manera muy sencilla. Viajar es cultura (que mejora la educación y el respecto, algo a veces falto en los días que corren), es maravilloso, es vivir y sentir; y si a eso lo acompañas con las sensaciones gastronómicas de lo diferente, lo alternativo o lo sorprendente, y no hablo sólo de sitios caros y prohibitivos para la mayor parte, las experiencias pueden ser sublimes. No es preciso viajar lejos o gastar mucho, sólo disfrutarlo y hacer que sea parte de tu diario de vida.


Me encanta pensar en el próximo viaje, investigar sobre los lugares, las costumbres, los monumentos, las gentes, su gastronomía y sus vinos, y con ello organizarlo con tiempo, para, llegado el momento, sacar el máximo partido; pero esto no supone una organización y ruta estricta, ya que siempre puedes descubrir algo que te lleve a conocer algo adicional, que te maraville y alegre el día, por sencillo que sea : un atardecer, sentarte con calma a admirar el paisaje o el paso de la gente, charlar y conocer a los lugareños, un vino con calma ... vivir el momento.






Pero también soy de los que está abierto a cualquier aventura, pequeño viaje, día de asueto, algo que se organice al momento, sin mucho pensar, con la flexibilidad de quien sólo quiere pasarlo bien. Ese restaurante o pueblo perdido que alguien te comentó, esa joya arquitectónica o del yantar que escuchaste o leíste en algún lugar, o simplemente un día en buena compañía que te alegre el alma.



La vida está para vivirla y no para perderla (ni el tiempo, ni las ganas, ni el sentir). Cada momento ha de intentarse que sea placentero, desde un día de relax en casa, cocinando y/o experimentando (si no te equivocas, no aprendes ni mejoras) mientras preparas un vermú a tu estilo, un viaje al lugar más sencillo o especial (pero siempre con ojos de disfrutón) o ese restaurante que tenías muchas ganas de conocer (por decoración, cocina, singularidad).




Sólo nos quedarán las experiencias, las sensaciones, los momentos vividos ... y yo no voy a dejar de acumular muchos de ellos. Y como siempre digo, compartidlos sin miedo, sin vergüenza, ya que vuestros verdaderos amigos se alegrarán, y los enemigos se reconcomerán por dentro.





domingo, 1 de octubre de 2023

Falso arroz de coliflor, con verduras y salchichas (100% Frankfurt)



Una de esas recetas basadas en un trampantojo, si bien en este caso no lo es demasiado, a mi entender, puesto que es una de las diversas formas de hacer uso de la coliflor, tan saludable y nutritiva. Y como siempre, de muy fácil elaboración, que no deja de ser importante.

INGREDIENTES

Una coliflor (aunque veremos la cantidad a usar, en base a los comensales).
Sal marina, pimienta de Jamaica, Orégano salvaje, azafrán.
Aceite de Oliva Virgen Extra (AOVE).
Agua de tomate (o podría ser una salsa de tomate ligera o un poco de tomate maduro).
Salchichas de Frankfurt (importante que sean de buena calidad). Se podría sustituir por otro tipo de salchicha, o incluso pieza de cerdo, pero habría que contemplar su cocinado.
Medio calabacín.
Medio puerro.
Pimientos (verde y rojo), un par de trozos.
Zanahoria mediana.
Agua.
Opcional, un vaso de caldo de pollo.

RECETA

Lo primero es la transformación de la coliflor. Nos ayudaremos de una picadora, sin darle excesiva intensidad, o de un rallador, por un lado no demasiado fino. La idea es conseguir algo que estará entre el cous cous y el grano de arroz. Podemos picar una coliflor entera, usar lo que precisemos, y reservar el resto para hacer una ensalada, un risotto o una base de una carne con salsa, en los días siguientes.


Por otro lado, vamos con las verduras, que cortaremos a distintos tamaños, no demasiado grandes, y con ellas arrancaremos, salteando en una sartén grande con AOVE. Salpimentamos y dejamos a fuego medio alto que se doren levemente.



Es el momento del orégano y el agua de tomate (o alternativa). Dejamos a fuego medio que se siga cocinando.


Cuando se haya consumido el líquido casi en su totalidad, vamos con las salchichas, cortadas en trozo de bocado.



Casi de inmediato vamos con la coliflor, otro toque de sal y algo de orégano, y sería el momento, tras ligero salteado, de incorporar un poco de caldo, si así apetece más (en mi caso, no lo añadí). Incorporamos el azafrán, al gusto, disuelto en agua. 



En cosa de cinco minutos tendríamos esta receta terminada, y sólo quedaría disfrutarla.



Y con un vino rosado, creo que iría muy bien.