Hay que aprovechar cada instante







La vida es disfrute, y para mí, uno de los mayores disfrutes de la vida,



además de mi familia y mis amigos, es un buen vino con unos ricos manjares,



y en un lugar difícil de olvidar. A partir de ahora, intentaré aportar recetas,



notas sobre buenos vinos (de aquí y de allá), Gin Tonics, interesantes hospedajes,



opciones de hostelería y lugares para visitar........con sus enlaces y



lo que todos querais opinar y aportar.........



viernes, 1 de julio de 2022

DUBLIN : Sus pubs, su gente y ambiente, y mucho más



Hablamos de una de las ciudades europeas más agradables de "patear", por su comodidad y cercanía (a casi todas partes, sin recurrir al transporte público), por sus pocas cuestas y por el sentimiento de seguridad que transmite. Aunque hay una zona predominante, Dublín es una ciudad de arquitectura georgiana, con esos edificios de no más de 3 - 4 alturas (esto hace que la ciudad sea más acogedora), su fachada de ladrillo, amplias ventanas, entrada en alto y sensación de hogar.



Este tipo de arquitectura proviene de la próspera época irlandesa del siglo XVIII y parte del XIX, y en particular dublinesa, dejando una estampa similar a la de Edimburgo, ambas grandes ejemplos de este estilo arquitectónico. Pero la forma de ser irlandesa (afable, cercano, alegre y cordial, esto es, los "españoles del norte") se refleja también en sus casas, a diferencia del concepto británico, más serio, principalmente en sus puertas, de alegres colores, a veces rozando lo chirriante, y muy fotogénicas; pues bien, esto merece mención aparte, dentro de esa huida de lo gris del clima atlántico en la zona.


Parece que hay un par de leyendas al respecto, y creo que me quedo con la segunda 😏. La primera habla de su sentir "poco" inglés, cuando a la muerte del esposo de la Reina Victoria de Inglaterra, ésta mandó pintar todas las puertas de negro en señal de luto, y como acto de rebeldía y llevar la contraria, en Irlanda optaron por pintarlas de colores. Pero mucho mejor es la que habla de que un hombre, tras un clásico final de día en el pub dando cuenta de un buen número de pintas de Guinness, al llegar a su casa encontró a su mujer con otro hombre, y acabó con la vida de ambos; tras dormir la mona, al día siguiente se dio cuenta que se había confundido con la casa de sus vecinos, aquellos que yacían, motivo por el que todo el mundo comenzó a pintar sus puertas de colores, lo más llamativo posible, para evitar futuros "errores" de este tipo 😄.


Siempre he dicho que una ciudad gana mucho si tiene río, y en Dublín ocurre, aunque me resultan más relevantes sus puentes, zona de gran tránsito según la zona, que el propio cauce, donde la gaviota campa a sus anchas.





Otra mención relevante ha de ser para sus iglesias, casi en cualquier esquina de todos los barrios, algunas de buen tamaño, otras con cementerios a sus espaldas (algo muy normal en la cultura anglosajona), y todas llamativas. Varias destacables, como sus dos catedrales, San Patricio y Christ Church, la iglesia de San Michan con gran número de momias (en ataúdes abiertos) a lo largo de su lúgubre cripta y otras muchas con sus particularidades, como The Church, aunque en este caso no por lo eclesiástico, sino por ser hoy en día una iglesia reconvertida en local de moda, donde comer, disfrutar de buena coctelería y tener animadas veladas musicales, a ritmo de DJ.







Se debe visitar el Trinity College, con más de 400 años de historia, pero sobre todo su biblioteca (Old Library), la más grande de Irlanda, donde por momento puedes creerte Harry Potter. Y muy cerca de allí, otra visita obligada, a la estatua de Molly Malone, pescadera de día y prostituta de noche, carga con la responsabilidad de dar título al "himno no oficial de Irlanda".





Otra de las características de Dublín, dentro de su verdor, es el buen número de parques, habitual punto de encuentro de estudiantes y lugareños, runners modernos, buena fauna (de la animal) y sensación de frescor. Imponentes 700 Ha de extensión de Phoenix Park (donde se encuentra el zoo y naturaleza a mansalva), muy agradable y floral St. Stephens Green, y perfecto remanso de paz en Merrion Square, donde poder "saludar" a Oscar Wilde, entre los más destacados.





Y en Dublín también hay castillo, una cárcel para visitar o una zona portuaria de aspecto entre moderno e industrial, así como varias calles comerciales como Grafton Street, O'Connell Street o unos cuantos mercadillos.




Pero probablemente lo más visitado (y casi obligado) en Dublín tiene que ver con su historia, su forma de ser, una pinta bien tirada y unas excelentes vistas : Guinness Storehouse. Siete plantas de recorrido dentro de las instalaciones de la fábrica de la histórica cerveza, la que enseñó el camino de la industria, el transporte y la logística de hoy en día; y tomar una buena pinta en su Gravity Bar, casi no tiene precio. Y ligado de alguna manera a esta experiencia, merece la pena hacerse también a la antigua destilería Jameson (os dejará buen gusto, en todos los sentidos).









Sin embargo, todo esto no tendría sentido sin sus maravillosos pubs, a lo largo y ancho de la ciudad, a cual más bonito y animado, donde poder comer, sin duda beber e, incluso, bailar a ritmo de los muchos conciertos que se organizan, pero por encima de todo DISFRUTAR. Y claro, el premio gordo se lo lleva el barrio de Temple Bar, un hervidero de gente, local y de fuera, que se mezcla sin problema, pleno de alegría en cada esquina y un tintineo continuo de choque de vasos y copas; sólo por esto merece volver.






El nivel gastronómico me ha gustado, mucho más que en otras zonas anglosajonas, con variedad de pescado y marisco, de carnes en distintas versiones, verduras (de acompañamiento, en general) y una buena atención en sus locales. Mención especial a Darkey Kelly's, con unos Fish&Chips sublimes y un gran estofado irlandés.








Y sólo un par de pegas, la actual y caótica situación de su aeropuerto, que esperemos se resuelva pronto, donde al llegar no imaginas que sea imprescindible llegar con 3 horas de antelación a la salida de tu vuelo, y que la situación económica les haya "inundado" las calles de homeless. Pero todo tiene arreglo.


Volveré, ¿por qué no? De momento, queda entre esas ciudades que me han dejado huella y sensaciones altamente positivas, ya que cada vez considero más importante sus gentes que lo que se pueda llegar a ver.