Hay que aprovechar cada instante







La vida es disfrute, y para mí, uno de los mayores disfrutes de la vida,



además de mi familia y mis amigos, es un buen vino con unos ricos manjares,



y en un lugar difícil de olvidar. A partir de ahora, intentaré aportar recetas,



notas sobre buenos vinos (de aquí y de allá), Gin Tonics, interesantes hospedajes,



opciones de hostelería y lugares para visitar........con sus enlaces y



lo que todos querais opinar y aportar.........



jueves, 4 de noviembre de 2021

#SierraGourmet : NATIVO URBAN GRILL, o saber reinventarse para triunfar en Colmenarejo



Imagina que montas un nuevo negocio, arriesgando mucho al venir de otro sector y con toda la ilusión del mundo, y consigues abrir el 20/02/2020. Imagina que, además, es de hostelería. Y ahora sólo recuerda que menos de un mes después de esa fecha hubo que confinarse por la pandemia que nos complicó a todos la vida, pero más a algunos en particular ... pues en ese caso se encontró Lucio, un emprendedor incansable, y que tras unos momentos de decaimiento, se repuso, redefinió parte del concepto y estrategia, y algo más de un año después tiene en marcha un concepto que no puede hacer otra cosa que no sea triunfar. Pues sí, en esto consiste, en parte, ser
#SierraGourmet de verdad, y es parte de la historia de Nativo Urban Grill.


Mucha gente, por aquello del boca a boca, se acerca atraída por sus hamburguesas (hasta 14 opciones), a precio "de saldo" (5,90 € la más cara, patatas caseras aparte), pero es mucho más.


Primero, es la ilusión de Lucio, su propietario, que ya os mencionaba al inicio del post. Se ha reinventado personalmente, pero también en el propio negocio (con una política de ajuste de precios a partir del margen, a la par que trabajar con buena calidad), nada más arrancar, y ha concebido una fórmula muy interesante, que funcionará allí y en otros sitios de la sierra en los que lo quiera replicar. Y, al tiempo, son ganas de agradar de todo su equipo, en parte joven, por otro lado experimentado.


En segundo lugar, ese local acorde al proyecto, con una muy buena y amplia terraza (con zona acondicionada para invierno), zona de parking (te facilita la llegada) y un interior acogedor, con mesas altas en la zona de barra y un salón para unos 30 comensales (quizá ampliable). A esto se suma una espaciosa cocina.





También, y como tercera baza, salirse de lo habitual en la bebida, con variedad de cervezas (La Virgen y 28 Ibérica, de origen belga) y vinos (en uvas y zonas, sin olvidar Madrid, claro). Esto es siempre de agradecer para completar y maridar bien los platos.




Claro, no nos olvidemos que la comida es clave en un restaurante, y ese es su cuarto punto fuerte, con una buena brasa de carbón, para toques ahumados e intensos (en pescado, carnes, verduras,...), las mencionadas e interesantes hamburguesas (algunas con acompañamientos atrevidos), ricos entrantes que dan buen juego y ricos postres caseros. Además, dado que es un restaurante de corte familiar y para grupos, existe menú adaptado para niños.


En nuestra visita, y a modo de ejemplo, disfrutamos de unas sensacionales Patatas bravas (versionadas con huevo frito al ajillo y panceta crujiente, pero sin perder ese gusto tradicional), Sardina ahumada (de Casa Santoña, otro buen #SierraGourmet) muy fina y equilibrada con cebolla pochada y salsa tártara, Lasaña crujiente de boletus (con salsa perigord), Bacalao a brás (en un punto muy equilibrado) y Ensaladilla rusa (con notas crujientes de encurtidos, ventresca de atún, ligera de mahonesa escabechada y, como ligero defecto, una patata en trozos demasiado pequeños para mi gusto).





Seguimos con un Secreto Duroc a la brasa y chimichurri, tremendamente jugoso, y la Hamburguesa Leonesa (con chorizo picante de León, que asomaba de forma sutil a cada bocado). Terminamos con un par de sus postres de elaboración propia : Lasaña crujiente de pera al ron miel (y una salsa de chocolate blanco, casi natillas, de cobertura) y la curiosa Cheesecake de Baileys y Oreo.





Y lo quinto a tener en cuenta, que de pasada ya se mencionaba antes, es una increíble RCP, con precios muy ajustados y un ticket medio no más allá de 20 - 30 € (siempre a expensas de la cantidad de bebidas), al alcance de la mayor parte de bolsillos.


En definitiva, un excelente conjunto. Y por cierto, en fin de semana, en los momentos de mayor aglomeración, pensad que no hay prisa, relajaos y disfrutad (aunque tarden un poquito más).


Nativo Urban Grill
Carretera Galapagar, 28
28270 Colmenarejo (Madrid)
912196429 / 628932211
info@nativogrill.es









Menorca, si la visitas una vez, no podrás dejar de pensar en regresar de nuevo



Cuando viajas, una de las cosas que resultan determinantes de haber quedado fascinado por algún lugar, es que nada más volver a casa ya tengas ganas de regresar. Pues bien, tras una "efímera" visita de 3 días a
Menorca es el sentimiento que me embargó, y que casi de inmediato he resuelto, organizando las futuras vacaciones veraniegas en la isla talayótica.


De momento, me calzaré una de mis abarcas (calzado típica menorquín), y os dejaré unas pinceladas, que espero incrementar con futuras incursiones en esa isla mezcla entre Ibiza y Mallorca, con notas de Formentera, un interior que, sin ser montañoso, por momentos puede recordar el verdor asturiano, mucho producto local y un ritmo que hace que te sientas a gusto y relajado.


Soy poco playero, pero la calidad de sus aguas turquesas (gracias a la posidonia), calas y playas, hace que merezca mucho la pena recorrer buen número de sus rincones, bien desde el mar o desde tierra. La zona sur es más de postal e instagram, mientras que la tranquilidad del norte permite disfrutar de otra forma. Hay playas de buena extensión y dunas, calas de roca y gruta (de difícil acceso, a veces), calas entre pinares, mucha fina arena y aguas cristalinas, pero todas dignas de mención; así que tampoco entraré en este caso en nombrar unas y otras, sino que os dejaré un enlace con una buena selección. Sí he de decir que no encontrareis gran número de chiringuitos a pie de playa, al mantenerse más un concepto salvaje y natural, aunque sí las hay más de corte turístico, incluso con opciones de hamaca y sombrilla. Atención si te acercas a las más concurridas, ya que suelen tener limitación de parking (si lo hay).







Para los apasionados del senderismo y la bici, merece un apartado los 185 km. del Camí de Cavalls, con 20 etapas señalizadas alrededor de toda la isla. Se pueden hacer tramos por libre, con empresas especializadas que te lo organizan y marcarse la totalidad en varios días. Y al tiempo, a la vez que relacionado en parte, tampoco es mal plan descubrir los 7 faros que dan luz a los navegantes que se acercan a la isla; los hay de más sencillo acceso, otros en los que se deben recorrer los últimos km a pie e, incluso, los que disponen de agradables tascas para disfrutar las puestas de sol con algo fresco.






En el interior de la isla son diversos los pueblos que merecen una visita, como Alaior, así como los 4.000 años de historia de sus distintos poblados talayóticos (y en Cala Morell, la red de cuevas de su Necrópolis), la Naveta des Tudons como monumento más destacado, y relajarse un buen rato con las vistas desde el punto más alto, Monte Toro.




Dos visitas, muy relacionadas con lo turístico, que no deben perderse, son las de Binibeca, con su silencio y tono blanco, y la Cova d'en Xoroi (importante reservar y tener en cuenta que tiene coste a cualquier hora de apertura), sea de día, sin prisas, o de noche, y al ritmo de la música. Y sea al almuerzo o la cena, merece mucho la pena dejarse llevar por el encanto de Es Castell, y alguno de sus locales a pie de puerto y agua.










Sus dos ciudades principales, Mahón (Maó) y Ciudadela (Ciutadella), precisan de unas buenas horas de recorrido pausado a pie y disfrute culinario, sin prisas. Ambas tienen enorme encanto, deliciosos puertos y buen número de lugares que visitar. Mucha gente se decanta más por Ciudadela (quizá yo también), pero Mahón resulta también muy interesante, y en ambas las opciones culturales y lúdicas son diversas. Lo mejor, recorrerlas, pararse en sus mercadillos e infinidad de tiendas, y para comer, siempre reservar, si es posible (dentro de lo mucho y bueno, sobre todo en Ciudadela).








Y claro, queda dejar un comentario sobre lo gastronómico, basado principalmente en lo que la tierra y el mar les aporta, con mucho producto local y distintas elaboraciones propias de la zona. La pomada (limonada y gin Xoriguer) no ha de faltar en casi cualquier hora (en versión granizado o cóctel puro), la langosta (en caldereta, sobre todo la de Fornells, u otras versiones), las ensaimadas, sus embutidos (no sólo la sobrasada), el queso de Mahón, pescados y mariscos diversos, carnes locales de ternera y cerdo, buenas verduras, entonados AOVEs e interesantes dulces, sin olvidar la mahonesa, con origen menorquín. Se come bien, rico y saludable, si bien puede no ser a veces económico, en base a lo que se deguste, aunque sí con adecuada RCP. En este caso sólo tres referencias de restauración específicas, ya que la estancia no dio lugar a visitar demasiadas, pero seguro que en breve podré completar esta lista : Chéspir (Es Castell), La Palette (Cala´n Porter) y Aquarium (Port Ciutadella).








Por último, un apartado por sus vinos, sí los buenos y equilibrados vinos de la isla, cuyo tamaño hace que no tenga un gran número de bodegas, pero todas muy concienciadas con lo ecológico y natural, de más que correcto nivel, y con uvas autóctonas y otras internacionales. Por mencionar algunas, me quedo con Bodegas Binifadet (de visita imprescindible, por su conjunto y restaurante), Binitord con sus finos vinos y rico vermú, Torralbenc (que engloba hotel, restaurante y bodega de primer nivel) o Sa Forana, con 70 años de historia.



En definitiva, disfrutad con calma, sin prisas, de esta joya de entre nuestras maravillosas islas de España, por tierra o mar, descubriendo rincones y sin hacer demasiados planes.