Hay que aprovechar cada instante







La vida es disfrute, y para mí, uno de los mayores disfrutes de la vida,



además de mi familia y mis amigos, es un buen vino con unos ricos manjares,



y en un lugar difícil de olvidar. A partir de ahora, intentaré aportar recetas,



notas sobre buenos vinos (de aquí y de allá), Gin Tonics, interesantes hospedajes,



opciones de hostelería y lugares para visitar........con sus enlaces y



lo que todos querais opinar y aportar.........



jueves, 4 de noviembre de 2021

Menorca, si la visitas una vez, no podrás dejar de pensar en regresar de nuevo



Cuando viajas, una de las cosas que resultan determinantes de haber quedado fascinado por algún lugar, es que nada más volver a casa ya tengas ganas de regresar. Pues bien, tras una "efímera" visita de 3 días a
Menorca es el sentimiento que me embargó, y que casi de inmediato he resuelto, organizando las futuras vacaciones veraniegas en la isla talayótica.


De momento, me calzaré una de mis abarcas (calzado típica menorquín), y os dejaré unas pinceladas, que espero incrementar con futuras incursiones en esa isla mezcla entre Ibiza y Mallorca, con notas de Formentera, un interior que, sin ser montañoso, por momentos puede recordar el verdor asturiano, mucho producto local y un ritmo que hace que te sientas a gusto y relajado.


Soy poco playero, pero la calidad de sus aguas turquesas (gracias a la posidonia), calas y playas, hace que merezca mucho la pena recorrer buen número de sus rincones, bien desde el mar o desde tierra. La zona sur es más de postal e instagram, mientras que la tranquilidad del norte permite disfrutar de otra forma. Hay playas de buena extensión y dunas, calas de roca y gruta (de difícil acceso, a veces), calas entre pinares, mucha fina arena y aguas cristalinas, pero todas dignas de mención; así que tampoco entraré en este caso en nombrar unas y otras, sino que os dejaré un enlace con una buena selección. Sí he de decir que no encontrareis gran número de chiringuitos a pie de playa, al mantenerse más un concepto salvaje y natural, aunque sí las hay más de corte turístico, incluso con opciones de hamaca y sombrilla. Atención si te acercas a las más concurridas, ya que suelen tener limitación de parking (si lo hay).







Para los apasionados del senderismo y la bici, merece un apartado los 185 km. del Camí de Cavalls, con 20 etapas señalizadas alrededor de toda la isla. Se pueden hacer tramos por libre, con empresas especializadas que te lo organizan y marcarse la totalidad en varios días. Y al tiempo, a la vez que relacionado en parte, tampoco es mal plan descubrir los 7 faros que dan luz a los navegantes que se acercan a la isla; los hay de más sencillo acceso, otros en los que se deben recorrer los últimos km a pie e, incluso, los que disponen de agradables tascas para disfrutar las puestas de sol con algo fresco.






En el interior de la isla son diversos los pueblos que merecen una visita, como Alaior, así como los 4.000 años de historia de sus distintos poblados talayóticos (y en Cala Morell, la red de cuevas de su Necrópolis), la Naveta des Tudons como monumento más destacado, y relajarse un buen rato con las vistas desde el punto más alto, Monte Toro.




Dos visitas, muy relacionadas con lo turístico, que no deben perderse, son las de Binibeca, con su silencio y tono blanco, y la Cova d'en Xoroi (importante reservar y tener en cuenta que tiene coste a cualquier hora de apertura), sea de día, sin prisas, o de noche, y al ritmo de la música. Y sea al almuerzo o la cena, merece mucho la pena dejarse llevar por el encanto de Es Castell, y alguno de sus locales a pie de puerto y agua.










Sus dos ciudades principales, Mahón (Maó) y Ciudadela (Ciutadella), precisan de unas buenas horas de recorrido pausado a pie y disfrute culinario, sin prisas. Ambas tienen enorme encanto, deliciosos puertos y buen número de lugares que visitar. Mucha gente se decanta más por Ciudadela (quizá yo también), pero Mahón resulta también muy interesante, y en ambas las opciones culturales y lúdicas son diversas. Lo mejor, recorrerlas, pararse en sus mercadillos e infinidad de tiendas, y para comer, siempre reservar, si es posible (dentro de lo mucho y bueno, sobre todo en Ciudadela).








Y claro, queda dejar un comentario sobre lo gastronómico, basado principalmente en lo que la tierra y el mar les aporta, con mucho producto local y distintas elaboraciones propias de la zona. La pomada (limonada y gin Xoriguer) no ha de faltar en casi cualquier hora (en versión granizado o cóctel puro), la langosta (en caldereta, sobre todo la de Fornells, u otras versiones), las ensaimadas, sus embutidos (no sólo la sobrasada), el queso de Mahón, pescados y mariscos diversos, carnes locales de ternera y cerdo, buenas verduras, entonados AOVEs e interesantes dulces, sin olvidar la mahonesa, con origen menorquín. Se come bien, rico y saludable, si bien puede no ser a veces económico, en base a lo que se deguste, aunque sí con adecuada RCP. En este caso sólo tres referencias de restauración específicas, ya que la estancia no dio lugar a visitar demasiadas, pero seguro que en breve podré completar esta lista : Chéspir (Es Castell), La Palette (Cala´n Porter) y Aquarium (Port Ciutadella).








Por último, un apartado por sus vinos, sí los buenos y equilibrados vinos de la isla, cuyo tamaño hace que no tenga un gran número de bodegas, pero todas muy concienciadas con lo ecológico y natural, de más que correcto nivel, y con uvas autóctonas y otras internacionales. Por mencionar algunas, me quedo con Bodegas Binifadet (de visita imprescindible, por su conjunto y restaurante), Binitord con sus finos vinos y rico vermú, Torralbenc (que engloba hotel, restaurante y bodega de primer nivel) o Sa Forana, con 70 años de historia.



En definitiva, disfrutad con calma, sin prisas, de esta joya de entre nuestras maravillosas islas de España, por tierra o mar, descubriendo rincones y sin hacer demasiados planes.












1 comentario:

Anónimo dijo...

Así descrito, dan ganas de ir ahora mismo.