Hay que aprovechar cada instante







La vida es disfrute, y para mí, uno de los mayores disfrutes de la vida,



además de mi familia y mis amigos, es un buen vino con unos ricos manjares,



y en un lugar difícil de olvidar. A partir de ahora, intentaré aportar recetas,



notas sobre buenos vinos (de aquí y de allá), Gin Tonics, interesantes hospedajes,



opciones de hostelería y lugares para visitar........con sus enlaces y



lo que todos querais opinar y aportar.........



domingo, 13 de febrero de 2022

TerZio, cuando un hermano pequeño tiene personalidad propia



Para los de la EGB, con cierto nivel de frikismo, es ver una
Z y pensar en "Puños Fuera" o "Fuego de Pecho", o sea, en Mazinger Z. Sin embargo, a día de hoy en la hostelería de Madrid hay otra Z, la de Saul Sanz, la de TreZe y, desde hace unos meses, su versión más desenfadada, canalla y cercana, de bar de barrio, la de TerZio.


Hace tiempo atrás, el Barrio de Salamanca ganó un vecino de fina cocina, con inquietud por el producto de caza y elaboración tradicional modernizada. Saul y TreZe allí se mudaron, primero a un local más "sencillo", y al tiempo, y no a muchos metros de distancia, a otro más espacioso, en tonos blancos y mucha luz, en la misma calle General Pardiñas.


Pues bien, justo enfrente, se han lanzado con una versión más de barrio, de tasca moderna y cocina más informal y divertida, para los clientes de siempre, pero también con vista a los nuevos y de futuro. Esto es TerZio, donde su encargado, Sergio, con varios años en el equipo de Saul, maneja tiempos y gestiona el trato cercano con sus clientes, con todos los que allí se acercan.



Local juvenil, sin complicaciones, donde prima lo del plato. No obstante, no dejas de advertir varios guiños decorativos entre vintage y modernista. El espacio se completa con una agradable terraza, que da mucho juego en estos tiempos que corren.



La carta, aparentemente sencilla (que no en las elaboraciones, con mucha fusión), se estructura en 4 partes, con unos sabrosos entrantes (con opción de medias raciones), una serie de bocadillos / entrepanes diferentes (en diversas versiones), algún plato principal de corte carnívoro (donde suelen estar las sugerencias) y un final dulce. La oferta se completa con un menú de diario para un almuerzo rápido y completo, por 13 €.


Es una cocina que pide acompañar con su carta de diversas cervezas, con variedad en tipos y zonas, si bien hay buenas alternativas en vinos (incluso tirando de las referencias, bien seleccionadas, de TreZe).


En nuestra primera visita, de arranque, disfrutamos de un sabroso ceviche de corvina (con buena leche de tigre y agradable picante de ají amarillo, y acompañado de batata), el clásico mejillón tigre versionado en croqueta (mucho más fácil de comer) y un saam de oreja crujiente, de muy sorprendente punto y equilibrado frescor (con salsa barbacoa coreana y mahonesa japo).



Por recomendación de Sergio, compartimos las alitas de pollo, melosas y jugosas, al tiempo que picantonas (de verdad), y rematadas con sésamo negro.


Antes del dulce, rematamos con dos de los curiosos y bien presentados bocadillos, con corte fácil para compartir. Muy bueno el Brioche de chipirones crujientes, presentados en perfecto tamaño para el bocado, muy equilibrados con alioli de ajo negro y mahonesa de lima. La segunda opción, un gran sándwich de pastrami y mostaza, muy bien rematado con lombarda encurtida.



Maridamos con una cerveza al inicio, la norteamericana Samuel Adams, y luego evolucionamos con unas copas de vino, primero un agradable albariño, The Cup & Rings (El Escocés Volante), y después un entonado tinto madrileño, La Maldición (Bodegas Cinco Leguas).




Finalizamos con un par de postres, para los más golosos la mousse de dulce de leche con helado de galleta lotus, y también la tarta cremosa de queso, un clásico de la casa, de justo horneado.



Muy buena RCP, que se ajusta más cuando se va en grupo para compartir distintos platos. En definitiva, interesante conjunto, pero donde no hay que confundirse y pensar que el estilo de platos estará exento de calidad, todo lo contrario ... pasad y disfrutad.

 
TerZio Bar
General Pardiñas, 25
28001 Madrid
919327361 
info@terzio.es

jueves, 3 de febrero de 2022

Alcachofas con berberechos, y viceversa



Hay combinaciones que suenan bien, ideas gastronómicas que cuadran, incluso elaboraciones que parecen sencillas como ésta, pero, como todo en la vida, se precisa de una adecuada ejecución.

Pues es el caso de esta sabrosa, equilibrada y sabrosa receta, que hoy os muestro. Vamos a ello.

INGREDIENTES (2 personas)

Un bote de corazones de alcachofas, de la mejor calidad posible. Lógicamente, si elaborásemos con alcachofa fresca (es temporada), perfecto, pero de esta forma la receta es viable en cualquier momento del año.
Una lata de berberechos, de tamaño grande, al natural. Perfecto si son berberechos frescos que abrimos y usamos el caldo de cocción. Eso sí, importante que sean de muy buena calidad.
Diente de ajo.
Aceite de Oliva Virgen Extra (AOVE).
Pimienta de Jamaica.
Sal Rosa del Himalaya.
Harina integral de trigo.
Zumo de limón.
Vino blanco (mejor que sea algo salino).
Perejil (mejor si es fresco).
Orégano salvaje.

RECETA

Esta sí que es de esa receta que puede hacer cualquiera, creo. Empezamos escurriendo bien las alcachofas de frasco, para posteriormente trocear en cuartos (o medios, según gustos).

En la sartén que usemos para toda la elaboración, salteamos (casi fritas) en AOVE las alcachofas, ligeramente salpimentadas. Retiramos.


En ese mismo AOVE, vamos dorando un diente de ajo, y casi seguido, y con fuego medio, añadimos una cucharadita de harina. Antes de que se nos queme la harina, vamos con la mitad del líquido de la lata de berberechos, junto con un poco de zumo de limón (sin excederse). Debe ir ligando, y seguidamente echaremos no más de medio vaso de vino blanco.


Buscamos una salsa ligada, al tiempo que no densa en demasía; si lo vemos preciso, incorporamos más líquido de los berberechos. Retiraremos el ajo.


En esa salsa se añaden las alcachofas que teníamos reservadas, una pizca de sal, el perejil picado y el orégano, en cantidades al gusto. Fuego lento.


Cuando veamos que están al punto (probemos, sin miedo). Emplatamos, en recipiente hondo, creo que mejor, retocando de sal y pimienta, si fuera preciso, para finalizar con los berberechos, en frío, y un ligero chorrito de AOVE. Sólo queda disfrutar.




Y si hemos sabido elegir el vino blanco de la elaboración, es probable que nos sirva para acompañar el plato, saltándonos aquello de que la alcachofa es difícil de maridar con vino. Acidez equilibrada y notas salinas como las del albariño SAL, ese "vino con memoria" de Iria Otero, un lujo de ensamble.