Hay que aprovechar cada instante







La vida es disfrute, y para mí, uno de los mayores disfrutes de la vida,



además de mi familia y mis amigos, es un buen vino con unos ricos manjares,



y en un lugar difícil de olvidar. A partir de ahora, intentaré aportar recetas,



notas sobre buenos vinos (de aquí y de allá), Gin Tonics, interesantes hospedajes,



opciones de hostelería y lugares para visitar........con sus enlaces y



lo que todos querais opinar y aportar.........



domingo, 11 de octubre de 2020

Y surgió el foie gras......




La historia de la gastronomía y la cocina está llena de ejemplos de platos sencillos y populares (de pescadores o agricultores y ganaderos, por ejemplo), que con el tiempo se han transformado en verdaderas delicias para el paladar, en aquello que se menciona como elaboraciones gourmet. Pero también hay casos, como el foie gras, que ya nacieron como un manjar de faraones.

Aquellas ocas eran animales sagrados, y se convirtieron en platos para el disfrute, en forma de hígado graso (foie gras). Y se destinaron ocas (y después patos) para la producción, por hipertrofia de sus hígados por engorde (es un proceso natural cuando migran), con higos secos, sésamo, hortalizas y, después, cereales como el maíz. Llegó a los romanos, pasó por los visigodos, y así, paso a paso, hasta nuestros tiempos.

Pues bien, mi buen amigo Rafael Rincón (El Trotamanteles), enorme gastrónomo, se ha propuesto reunir lo que ha denominado "Los 40 del Foie Gras", y resulta un orgullo estar dentro de ese listado de periodistas y gastrónomos varios (yo debo ser el infiltrado 😉). La idea es una exposición personal sobre este delicioso producto.

Siempre he sido de disfrutar con la comida y la cocina, desde muy joven, pero no es menos cierto que, como mucha gente en España, durante un tiempo mezclaba paté con foie. Aquello de la "Tapa Negra" algo nos confundió, y entiendo que sin mala intención (en pequeñito ponía paté), ¿qué creeis? ¿Deciais foie gras o paté? A día de hoy, ya sólo indica paté de higado graso.




Y es que todavía hay quien cree que lo de mayor calidad es el paté y no el foie gras, cuando un paté (que además puede serlo de otras muchas cosas, al ser una pasta con unos mínimos grasos) resulta más un derivado del hígado graso. Pues 100% higado graso es el foie fresco (perfecto a la plancha), el foie gras (conserva, con un proceso térmico) o micuit (semicocido); todo lo demás, con distintos porcentajes, es bloc, paté u otras fórmulas.

Pero vuelvo a mi experiencia vital. Casi de niño, creo recordar, fue cuando disfruté por primera vez de verdadero foie gras, en formato micuit, que siempre me ha gustado pasado ligeramente por congelador antes de su uso, y que además permite trabajarlo en virutas y lascas, para distintas combinaciones.

Y muchos años después, mi hija menor es la que se convirtió (y sigue en ello) en una apasionada del buen foie gras. Desde muy pequeñas, siempre nos ha gustado que nuestras hijas prueben manjares de primera calidad, y decidan por ellas mismas lo que les gusta o no, así que cuando casi no levantaba un palmo del suelo, Laura se aficionó...hasta tal nivel que en alguna ocasión se ha preparado un buen bocadillo de foie gras; sí, como lo digo, y es que siempre he dicho que mejor un bocadillo con un buen relleno 😋 (es como hacer una sangría con un buen vino; seguro que estará mucho mejor).

Anécdotas aparte, en casa creo que nunca dejaremos de ser consumidores de foie gras, por su calidad, por su sabor y por su versatilidad (no han sido pocas las pruebas que he realizado con legumbres y arroces).





Me gusta solo con un poco de sal en escamas, con un toque de mermelada (que le aporte acidez, además de un punto de frescor y dulzor), acompañado de un buen Sauternes y en distintas fórmulas de ensalada, con notas de fruto seco. Pero creo que una de las combinaciones que más me agradan es la que lo empareja con higos (y no para tomar de higos a brevas), rematado con un ligero nivel de sal y pimienta.





Os voy a dejar un par de datos interesantes, a tener en cuenta : España es el cuarto productor europeo (y a su vez mundial), pero es que, además, somos el segundo consumidor mundial, y es que siempre nos gustó comer bien.

En definitiva, dame pan.....pero ponle un poco de foie; luego, si quieres, me llamas tonto.

domingo, 4 de octubre de 2020

EL BOHIO : modernizando la cocina tradicional manchega




El camino hacia el estrellato Michelín se puede realizar por varias vías. Hay cocineros jóvenes y talentosos, los hay estudiosos de escuela, los que llegan como derivación de otro restaurante importante, los insistentes y, como en el caso de Pepe Rodríguez, los que evolucionan desde un negocio familiar y mesonero, hacia un estilo propio, sin huir de la esencia y el origen.


Hablamos de convertir en vanguardia lo tradicional y campechano, a través de una cocina honesta, esa aprendida de las madres y abuelas, de intensidad y producto. Esto es El Bohío.




El reformado local, nada más entrar, te da sensación de elegancia sin estridencias, asomando a la derecha la cocina vista, con todo el equipo a pleno rendimiento. De diseño sencillo, te transmite cierta paz, con ese fondo musical bien elegido, y en un volumen perfecto para poder conversar mientras se disfruta de la comida.




El equipo de sala está acorde al nivel del local, trabajando de forma pausada y precisa, y sin complicarse en las explicaciones ("menos es más"), lo cual a veces es de agradecer.


La carta de vinos refleja el buen gusto por las bodegas de siempre y de ahora, pero que trabajan con esmero la uva; por otro lado, suficientemente amplia para tener que dedicarle unos cuantos minutos en la elección, si no se opta por una opción de maridaje. Optamos por una botella de 4 Kilos mallorquín, siempre equilibrado y pleno de matices.




En cuanto a las opciones culinarias, suele haber un par de menús degustación, que van variando con la temporada, para basarse en el producto del momento. Además, y es la alternativa que elegimos, de Lunes a Viernes, en horario de mediodía, existe un menú algo más corto, compuesto por 4 entradas, un plato principal y un par de postres, y sin duda, por cantidades, bastante completo. Yendo en pareja, si se desean compartir los principales, te los presentan en platos individuales, lo cual es muy de agradecer; hablamos de 70 € (bebidas aparte), lo cual es un precio más que correcto.


En nuestro caso, estos fueron los platos :

Tres pequeñas tapas consistentes en Merengue de ensaladilla rusa (agradable bocado), Rocas de pulpo especiado (de lo mejor del menú) y Morteruelo con lichi (curiosa combinación).






Antes de entrar en platos de mayor consistencia, un toque de frescor con Mojete de tomate, manzana verde y pepino (interesante notar cada uno de los puntos ácidos).




Mucha intensidad (y contundencia) con la Sopa de lentejas al aceite de oliva, huevo frito y butifarra, con ligeros guiños de técnicas modernas.





Y rematábamos las entradas con un Cremoso de patata, papada de cerdo ibérico y setas. Muy sabroso, pero quizá de lo menos sorprendente en el conjunto.




Los dos principales seleccionados fueron, en primera instancia, un Bacalao frito con su pil-ìl especiado y pimiento, con un pescado en un punto perfecto; y finalizamos la parte salada con un excelente Codillo de cerdo glaseado con berenjenas encurtidas, carne que parecía crema y se te fundía en la boca.





Nos refrescamos, disfrutando a gran nivel, con el primer postre, Queso, miel y manzana verde, con un juego de texturas y sabores perfectamente ensamblados.




El otro postre, una versión de la Torrija (quizá los más clásicos no terminarían de entenderlo).




Con el café, deliciosas las Pequeñas locuras dulces, de las que me habría tomado una docena.




En definitiva, un menú con diversos matices, sin perder el clasicismo, y cantidades suficientes, e incluso por encima de otros casos de Estrellas Michelín, con una adecuada RCP, y en un ambiente realmente agradable.


El Bohío

Avda. Castilla La Mancha, 81

45200 Illescas (Toledo)

925511126

contacto@elbohio.net