Local que conocí hace unos años por casualidad (mientras buscaba otro), y cuando he vuelto no me ha defraudado, de la mano de Pepe y su equipo.
No es un sitio de turisteo (su ubicación algo escondida marca la pauta), sino de esos que encajan para gente como un servidor, en busca de buena gastronomía en lugares diferentes.
Quizá más conocido por foráneos que los propios cordobeses, no deja de tener una clientela selecta entre los de la tierra, que buscan en esa terracita del callejón un lugar de disfrute, y a fe que lo encuentran.
Local ambientado de maravilla, con sus salones, patio, zona barra,...
De tapeo o en versión restaurante, gran nivel. Grandes platos de atún de almadraba (en distintas versiones), delicioso rabo de toro, gran salmorejo, clásicos flamenquines cordobeses y las sensacionales lechuguitas fritas, que conocí hace cerca de 20 años, en mi primera visita a Córdoba.
Buena carta de vinos, tanto en cantidad como calidad, y con un precio muy aceptable, al igual que la comida. Y sólo me faltó rematar con un Gin Tonic, que he oido que no los resuelven mal.
En definitiva, desde ya, local de culto para futuras visitas a la ciudad de las flores.
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