Todo surgió en Santiago de Compostela. Barra Atlántica echó a andar sobre la base del producto.
Pero un día alguien pensó que ese concepto, moderno y de calidad, se podía exportar. Y qué mejor sitio que Madrid, en uno de los barrios donde se están haciendo las cosas bien : Chueca.
Tras sus puertas de madera, con sensación de taberna marinera, te adentras en un espacio bien concebido, con decoración alegre y luminosa, con una primera zona de barra donde poder tapear de pie y sin reservar, posibilidad de comer en taburete y una mesa corrida, donde compartir buena gastronomía. Se puede reservar, pero se ha de tener en cuenta que tanto la comida como la cena se trabaja a dos turnos, y el total de sillas son 12; en la parte de abajo queda un último espacio, donde se puede rematar la sobremesa.
La carta no es amplia, pero bien elegida, toda basada en marisco y pescados con elaboraciones sencillas y precisas. Y siempre desde el punto de vista de lo que cada día marque el mercado.
Pero lo que degustamos, y recomiendo, es la opción de reserva, donde puedes disfrutar el "Menú dame de comer", a razón de 25 € (vinos y postres aparte, además de aperitivos adicionales), lo cual al final te puede llevar a unos 40 € por comensal (con algún postre a compartir y una botella de vino por cada dos personas), una gran RCP.
Así arrancamos con unas zamburiñas al estilo gallego (fuera del menú, y a modo de aperitivo), para continuar con un juego de moluscos, de alta calidad y acertada elaboración : mejillones, navajas y berberechos. Ya estaba seleccionado el vino, un buen godello, dentro de una carta basada en ribeiros, albariños, godellos y mencías, todos aromáticos y con buena acidez para maridar de forma adecuada.
Seguimos con un tiradito de chicharro, con un perfecto equilibrio entre lo cítrico y lo picante; un plato de muy buen nivel.
Sorprendente la empanada, servida de forma individual. Crujiente, sabrosa, deliciosa. El pescado va cambiando, según lo que el mercado aconseja.
Y el menú se remata con el pescado del día; en este caso, una merluza que me sorprendió, gracias a un perfecto punto de cocina, y una elaboración sencilla, pero perfecta. Para mí, el mejor plato.
Nos habíamos quedado bien, pero como nos habían recomendado el pulpo a la parrilla, pedimos una ración para los 4 que allí compartíamos mesa. Cocción en su punto; las patatas, maravillosas.
El servicio muy bueno, profesional pero a la vez divertido, con buenas explicaciones de los platos y una atención eficiente.
Unos sorprendentes gajos de manzana almibarados y rematados en lima, corrían a cuenta del menú; a ello le sumamos un postre a compartir, pleno de matices y sabores.
En definitiva, les auguro un muy buen futuro.....
Barra Atlántica
Gravina, 17
Madrid
madrid@barratlantica.com
619.15.57.94
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