Por cierta casualidad, al encontrar una buena oferta en Letsbonus, esta Semana Santa nos hemos desplazado toda la familia a este destino que, por otra parte, me apetecía desde hace tiempo. Y antes de empezar a relatar la experiencia me gustaría calificar lo vivido : Sobresaliente (tanto la comida y la bebida, como el vuelo con TapPortugal, la gente, los transportes de Carris, el Hotel Lutecia y, sobre todo, la ciudad).
Rematamos este duro día cenando en el restaurante In Fusion, del hotel, con su doble carta hindú-portuguesa; y un vino con tranquilidad : Duas Quintas 2008 (D.O.C. Douro), un interesante coupage de Tinta Roriz, Touriga Nacional y Touriga franca.
El viernes 22 pensamos que podía ser buena opción ir hacia Belém. En la Torre, y ante cierta desorganización en las colas, subimos sus 121 escalones; pero las vistas realmente espectaculares fueron desde la cúspide del Pradao do Descobrimentos.
Tras el Monasterio de los Jerónimos y la Fábrica de Pasteis de Bélem, volvimos a la Baixa donde había un curioso mercadillo artesanal junto a la plaza del Comercio.
Tienda delicatessen (Silva&Feijo), taberna medieval en Rua Sao Juliao y paseo por la plaza Figueira, y de vuelta al hotel para cenar (buen solomillo a la mostaza); excepcional el EA (Adega Cartuxa), un tinto 2008 del Alentejo (Aragonez-Trincadeira-Castelao-Alicante Bouschet).
El sábado 23 cogimos un coche y fuimos a Sintra, pero esto os lo contaré en mi siguiente entrada.
Paseamos por esas calles con olor a antigüo, para llegar hasta la catedral.
Pero faltaba subir en el Elevador de Santa Justa (y otras buenas vistas), tras el cual rematamos tomando una limonada en la plaza de Luis de Camoes, y así rematar este maravilloso viaje.