Hay que aprovechar cada instante







La vida es disfrute, y para mí, uno de los mayores disfrutes de la vida,



además de mi familia y mis amigos, es un buen vino con unos ricos manjares,



y en un lugar difícil de olvidar. A partir de ahora, intentaré aportar recetas,



notas sobre buenos vinos (de aquí y de allá), Gin Tonics, interesantes hospedajes,



opciones de hostelería y lugares para visitar........con sus enlaces y



lo que todos querais opinar y aportar.........



sábado, 3 de mayo de 2025

Entre Alsacia y Selva Negra



Se trata de un viaje con mucho encanto, a caballo entre Francia y Alemania, de casas con entramado de madera y plenas de color, gran cantidad de canales y ríos, de buenos vinos blancos y cervezas artesanas, de comida calórica e hidratos de carbono, mucho turismo y una gente muy agradable. Faltó mucho por ver, pero lo visitado mereció la pena.



Empezaré por hablaros de Alsacia, región histórica y rica del noreste de Francia, con reminiscencias alemanas, dentro del valle del Rin y con la cigüeña blanca como símbolo de la zona, donde una visita navideña no puede faltar (y así me lo anoto). Su capital (europea y de la región), Estrasburgo, es sede de organismos internacionales (como el Parlamento Europeo o el Tribunal Europeo de Derechos Humanos) y tiene un centro histórico muy relevante, donde se percibe ese mestizaje entre ubicación francesa y alma alemana.


Múltiples canales del río Ill en este cruce de caminos, origen de la Marsellesa y la bandera europea, hacen de Estrasburgo una ciudad de agradable paseo por esas callejas medievales, que a día de hoy mantienen su esencia de antaño. Tiene su centro neurálgico en la Catedral, Patrimonio Unesco de la Humanidad, que sobresale imponente sobre todo el centro. Pero el verdadero encanto, lo que te imbuye, es la Petite France, lo que fue un tradicional barrio de gremios, entre canales y edificios deliciosos. Es ciudad de terraceo, simpatía (no en vano el padre de los Hermanos Marx nació allí) y olor a choucroute y tortas flambeadas. Os dejo un par de referencias de locales para visitar, uno moderno, Leobar (bien atendido por jóvenes preparados, buenos vinos y decoración de vanguardia) y, otro más clásico en pleno centro, Le Thomasien (de comida regional a buen precio).












Y no podía faltar la extraordinariamente turística (casi en exceso) Colmar, con sus edificios entre góticos y renacentistas, los canales de la "Pequeña Venecia" (no esperéis un gran despliegue), capital de los vinos alsacianos, Navidad de cuento y mercados (y mucha aglomeración), cuna del creador de la Estatua de la Libertad (incluso a las afueras puede verse una en menor tamaño) y, según cuentan, inspiración de "La Bella y la Bestia" (aunque otros pueblos de la zona también habrían sido los apropiados).








Saltamos ahora a Selva Negra (Black Forest, dado que realmente es bosque y no selva, y lo de negro viene de lo denso y frondoso de sus arbolados, que te llevan del verde al tono oscuro). Es una zona alemana llena de encanto e historia, origen de la tarta selva negra, claro, y ligeros y agradables vinos (blancos, principalmente), así como cervezas con personalidad. Su capital es Friburgo de Brisgovia, con su magnífica catedral gótica, bulliciosa de día, tranquila de noche y siempre enfocada al ecologismo, es una ciudad digna de visita, donde la gente vive de cara a la calle, aprovechando que es una de las ciudades de Alemania con más horas de sol. Un centro muy animado, con calles llenas de color e historia, da pistas de la forma de vida que rige allí.













Son muchos los pueblos encantadores en la región, pequeños y coquetos, con un ritmo relajado y una elevada calidad de vida. Uno de los que más llama la atención, y no sólo por ser fuente de inspiración de "Charlie y la fábrica de chocolate", es Gengenbach, dado que es realmente bonito, muy agradable para el paseo y donde apetece pararse un rato a disfrutar, con los locales como un paisano más, de un buen vino de la zona.










Una última mención en esta zona para Baden-Baden, población elegante y tranquila, probablemente con una edad media elevada entre sus residentes, conocido como uno de los balnearios de Europa.




Pero en las cercanías de ambas zonas hay otras poblaciones interesantes para una visita, aunque sea de unas horas, como Frankfurt (centro financiero clave en Europa y nudo de comunicaciones para el transporte terrestre y aéreo), ciudad de salchichas, aprovechable con un paseo por su casco antigüo o dando una vuelta en barco por el río Meno (importante afluente del Rin); o Mainz (Maguncia), capital de Renania y lugar de nacimiento de Gutenberg (inventor de la imprenta), con su catedral con centro de operaciones para una visita.















Termino por mencionar una de las ciudades más bonitas y turísticas de Alemania, Heidelberg, conocida por su castillo y tener la universidad más antigüa del país; delicioso centro histórico, entre calles de distinto calado y ese puente de piedra que te permite cruzar de un lado a otro. En una orilla del río Neckar, la contraria al casco viejo, se encuentran algunas de las residencias de más nivel de la zona, con renombrados moradores del mundo del deporte, los negocios o la política. En lo gastronómico, destacaría comer un buen schnitzel (con salsa de champiñones o de pimienta) en la acogedora taberna Weinstube Schnitzelbank (con sus mesas corridas) o tomar una buena cerveza en Vetter's.
















Merece una visita a la zona en Primavera u Otoño, aunque destaca lo ambientado que lo encontraremos en Navidad. Ahora la decisión es vuestra...




1 comentario:

asientos etn interior 2 pisos dijo...

El viaje entre Alsacia y la Selva Negra ofrece una experiencia única que combina historia, cultura y naturaleza en un entorno europeo encantador. Alsacia, con su arquitectura de entramado de madera y calles llenas de color, destaca por su rica tradición vinícola y gastronómica, ofreciendo platos como el choucroute y la flammekueche, acompañados de vinos blancos y cervezas artesanales. Ciudades como Estrasburgo, con su mezcla de influencias francesas y alemanas, y Colmar, conocida por su belleza pintoresca, enriquecen este recorrido. Al cruzar hacia la Selva Negra alemana, la transición hacia paisajes boscosos y montañosos invita a la exploración. Friburgo de Brisgovia, con su enfoque ecológico y su vibrante vida urbana, sirve como puerta de entrada a esta región, famosa por su tarta de cereza, vinos blancos ligeros y cervezas con carácter. Pueblos como Gengenbach, con su arquitectura encantadora, y Baden-Baden, conocido por sus balnearios, ofrecen una visión del estilo de vida relajado y acogedor de la zona. Este itinerario no solo permite disfrutar de paisajes impresionantes, sino también sumergirse en una rica herencia cultural y gastronómica que hace de este viaje una experiencia inolvidable.