Hay a quien no le gusta todas las verduras (y los que tenemos niños, lo sabemos bien), así que hay que pensar siempre en alternativas que las hagan más apetecibles. En este sentido, una solución casi siempre eficaz es la del uso de bechamel.
El brocoli siempre me ha resultado muy nutritivo y sabroso, y su alto contenido en Vitamina C, la hace altamente saludable. Se puede elaborar al vapor, hervido y crudo, pero yo en este caso usaré una opción diferente.
En primer lugar dejaremos preparada la bechamel, para lo que calentamos leche hasta hervir, y mientras echamos en otro cazo al fuego mantequilla y vamos añadiendo harina y removiendo, para que se tueste algo y consigamos una pasta ligera y sin grumos. Juntamos con la leche, un poco de sal y nuez moscada; terminamos de remover hasta dar con la textura adecuada.
Picamos puerro y un poco de chalota, y rehogamos en buen aceite de oliva virgen extra, donde añadiremos el brocoli en trozos no muy grandes y sazonamos.
Rematamos con un poco de jamón cocido, bien troceado.
Ya sólo queda emplatar, sin mayor complicación con la bechamel por encima.
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