El acceso al centro, y así arrancar con nuestra visita, no podía ser por otro sitio que su principal entrada, la Barbacana y la Puerta Florian. A continuación uno se adentra por unas calles plenas de vida, y que te hace desembocar en la plaza medieval más grande de Europa, tremendamente animosa, y epicentro de la ciudad. Se trata de la Plaza del Mercado (Rynek Glowny), con la Lonja de Paños (Sukiennice) en el centro (donde adquirir diversos souvenirs) y diversos atractivos como la Torre del Ayuntamiento (que merece la pena visitar y ascender) y, sobre todo, la Basílica de Santa María, con sus dos torres desiguales (dos hermanos fueron los causantes), y desde la que cada hora se puede escuchar la melodía de un trompetista.
Como el resto de Polonia, se trata de una ciudad de claro signo católico, y que lo deja claro con su multitud de iglesias, muchas de ellas imponentes, y llenas de historia y belleza. Además, estamos ante una ciudad muy verde (destaca el Parque Planty que rodea a todo Stare Miasto) y con la enorme vida que le aporta un río, como el Vístula.
Aunque suele estar bastante lleno, uno no debe dejar de visitar la colina de Wawel en el límite del Centro y muy cerca del río, donde se levanta imponente el Castillo Real (medieval), y en el recinto encuentras la Catedral de Wawel de estilo gótico, y múltiples particularidades.
Si se sigue trayecto, ya fuera de Stare Miasto, se llega a un barrio de enorme encanto, con notas vintage y trendy, como Kazimierz (antigüo barrio judío). Tremenda animación y multitud de locales nocturnos (Bar Singer, con mesas de esa marca de máquinas de coser, Eszeweria y otros muchos que apetecen ser visitados). Muy animada también la zona que rodea la Plaza Nowy (Nueva), con infinidad de puestos de comida rápida.
Ese origen judío se aprecia con claridad en diversos restaurantes y un gran número de sinagogas. Si uno se encamina hacia el río, puede cruzarlo y llegar hasta Podgorze (gueto judío creado en 1941 por los nazis), donde encontrar una plaza de triste recuerdo, con el monumento de las 70 sillas, símbolo de lo que fue punto de salida para el traslado de judíos al campo de concentración de Auschwitz (una de las opciones de visita, si se tiene tiempo). Por cierto, no siendo de las más reconocidas, cerca de allí se encuentra la iglesia neogótica de Saint Joseph, de las más bonitas de Cracovia.
Y hablando de visitas a realizar fuera de la ciudad, la que sí hicimos, y disfrutamos aunque sea bastante turística, fue a las minas de sal de Wieliczka, donde se desciende a 130 metros de profundidad, y puedes admirar multitud de esculturas en sal, algunas de ellas, verdaderas obras de arte.
De vuelta a la ciudad, y en el entorno del río, se pueden optar por un buen número de restaurantes flotantes, que merecen una visita, y de los que destacaría Barka, perfecto para comer o cenar, pero también un buen aperitivo.
En Cracovia se puede disfrutar de buen vino (quizá un poco elevado de precio en algún caso), aunque destaca por su tradición cervecera, y en esta línea no se ha de dejar de visitar House of Beer, con sus 21 grifos (donde van rotando las marcas y estilos) y 250 cervezas embotelladas (la mayor parte polacas).
Y habrá que rematar con algunas menciones gastronómicas, desde la comida callejera, los bares de leche (cocina tradicional a precio muy económico) o probar los deliciosos pierogis (entre ravioli y empanadilla, con multitud de rellenos) en Mr. Vincent (pequeño local en la zona de Kazimierz, donde sólo se come este plato, en 40 variedades, tanto saladas como dulces), hasta algunos de los buenos y elegantes restaurantes del centro (se puede comer bien incluso en los más turísticos), y entre los que me quedo con Szara Ges, con su bonita terraza en la misma Plaza del Mercado.
En definitiva, si os gusta lo que os he contado y las muchas fotos que aquí os dejo, no lo dudeis, es una ciudad que merece mucho la pena visitar y admirar, pero, y casi es más importante, disfrutar. Nosotros lo hicimos, y es de esos sitios a los que no importaría volver y repetir experiencia.
2 comentarios:
Ciertamente una ciudad preciosa y muy animosa. Perfecto para todos los sentidos
Muy de acuerdo. Una ciudad fantástica
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