En España estamos principalmente habituados al vermú rojo (tinto), elaborados a partir de vinos tintos. Pero también existen los blancos (con base de vinos blancos), e incluso los rosados, con base de blancos y rosados, y diversas maceraciones, que normalmente intenta llevarlo hacia notas de frambuesa o cereza.
Pues bien, el otro día se me ocurrió versionar un vermú blanco, rico y de buena calidad, como Nordesía, con base de albariño y notas atlánticas, para "transformarlo" en algo parecido a un vermú rosado, pero partiendo del propio fortificado.
Maceración de una hora con un perfume de mano de Buda, gotas de angostura de naranja y flor de hibisco deshidratada, que es la que finalmente nos dará ese tono piruleta. Con esto conseguiremos cierto dulzor, acidez equilibrada y ese agradable tono, que puede engañar a primera vista.
Para presentarlo, un poco de chispa con salsa Espinaler, media rodaja de pomelo y un pincho de olivas y lima, y por supuesto una buena piedra de hielo.
Quedaría perfecto con un aperitivo de almeja al natural o de navaja.
1 comentario:
El vermú rosado casero es una propuesta creativa que añade un toque personal y distintivo a la experiencia clásica del vermú. Al partir de una base de vermú blanco de calidad, como el Nordesía, y realzarlo con ingredientes únicos como la mano de Buda, la angostura de naranja y el hibisco deshidratado, se logra una bebida visualmente atractiva y con un perfil de sabor equilibrado, que combina dulzor y acidez.
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