28/07/2013
Segundo día y primer fiordo navegado.
Desde el puerto, tras bajar en lanchas, nos dirigimos por una empinada carretera de montaña, con unas 60 curvas (algunas realmente pronunciadas) camino del monte Dalsnibba, a 1.500 metros. Antes de llegar, una parada en un refugio de montaña (el hotel Djupvasshyta, de nombre impronunciable) a poco más de 1.000 metros, junto al lago Djupvatn (el "lago profundo") y teniendo enfrente un imponente glaciar. Un rico té con un bollo (estilo danés) delicioso.
Desde allí, nos dirigimos al Dalsnibba, desde donde pudimos tener unas vistas excepcionales (incluso hasta la zona del fiordo donde fondeaba nuestro barco) gracias al fabuloso día que nos acogió, más allá del viento que había a esas alturas. Una auténtica maravilla estar allí, donde construir, según marca la "leyenda", una torre de al menos 4 piedras, para volver al año siguiente (gratis).
La carretera por la que ascendimos, debido a las condiciones metereológicas, permanece cerrada desde Octubre a Mayo (puede llegar a 6 - 7 metros de nieve). A partir de los 800 metros pudimos ver restos de nieve, y ya la vegetación, antes muy exuberante, se hacía casi nula, limitada a musgo y poco más, que sirve de alimento a los renos (salvajes en esta zona).
Ya bajando, hicimos una parada obligada en el mirador de Flydalsjuvet, a más de 300 metros, donde se puede realizar una de las fotos más típicas de Noruega, con el fiordo y Geiranger de fondo. Espectacular es la palabra que mejor resume lo admirado allí.
Y antes de acabar, una explicación de andar por casa de lo que es un fiordo : Se trata de entrantes o brazos de mar creados por los glaciares de la última Edad de Hielo. Sólo existen en Chile, Nueva Zelanda y Noruega; y a pesar de sus ubicaciones, y a diferencia de ríos y lagos, nunca se congelan al estar compuestos de agua salada (del mar) en gran medida y de agua dulce (de las cascadas, lluvia y ríos).
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